La biodiversidad es crucial no sólo para la preservación de la naturaleza y los ecosistemas, sino también para la prosperidad y el bienestar de los humanos. Actualmente, estamos en un momento de crisis climática y de pérdida de biodiversidad y hay pocas acciones encaminadas a hacerle frente. Durante el siglo pasado ha habido una clara tendencia a la disminución de la biodiversidad ―tanto a nivel mundial como en nuestro país―, debida al incremento sostenido del consumo de recursos y a un sistema económico consumista en la mayor parte del mundo; una tendencia que sigue actualmente. La pérdida de biodiversidad no sólo afecta a los espacios naturales y a su equilibrio para mantener ecosistemas funcionales y resilientes, sino que también tiene impactos negativos en la capacidad productiva del territorio. Ecosistemas diversos aseguran la diversidad genética de los ecosistemas agrarios, que a su vez aseguran nuestra cadena alimentaria y la hacen más resiliente a plagas, enfermedades y otras amenazas, aportando bienes y servicios esenciales para nuestro bienestar.
La situación actual y los servicios ecosistémicos
Desgraciadamente, la industrialización del sector alimentario y las políticas agrarias a nivel europeo y nacional, combinadas con dinámicas de despoblación, han conducido a un incremento de la agricultura industrializada y a un cierto modelo de agricultura local que priorizan la productividad por encima de la biodiversidad, con pocas variedades de plantas y animales, lo que ofrece poco margen para la compatibilización de biodiversidad y productividad. Tratar a los cultivos y al ganado como piezas de una cadena de montaje en vez de actores únicos en un sistema dinámico, amenaza las especies salvajes y tiene graves implicaciones para nuestro propio abastecimiento de alimentos. Por el contrario, la agricultura sostenible y la agroecología adoptan la biodiversidad para minimizar el impacto de la producción agraria en los ecosistemas, mediante la incorporación de numerosas variedades vegetales y animales en ecosistemas complejos de granja.
Además de proporcionar resiliencia a los ecosistemas contra el cambio climático y los episodios meteorológicos extremos que le acompañan, y de asegurar la continuidad de nuestra cadena alimentaria, la biodiversidad es clave en tres de los servicios ecosistémicos que son cruciales para asegurar el bienestar de los humanos. El primero es el de la generación de materias primas: alimentos y materiales para construcción ―por ejemplo, madera y celulosa―, manufacturación de productos ―por ejemplo, fibras o material textil―, entre otros. El segundo se refiere a la regulación de los procesos climáticos y biológicos, ya que, a través de la biodiversidad, los organismos vivos, los ecosistemas y el clima se pueden regular; estos servicios incluyen procesos como la regulación de la temperatura, el secuestro del carbono atmosférico, el ciclo de nutrientes o el control de plagas. Un último grupo de servicios que ofrece la biodiversidad son los servicios culturales, que incluyen la conexión personal que tenemos con nuestro entorno, su valor cultural, su belleza o bienestar que nos pueden aportar emocionalmente.
Sin los servicios de aprovisionamiento y de regulación para mantener la salud, el equilibrio y la resiliencia de los ecosistemas, el sector agrario entraría en un período de incertidumbre y bajón. Para prevenir este peligro, existen medidas dentro de la conservación que se pueden adoptar para proteger y asegurar estos servicios ecosistémicos, mientras que a la vez se conserva la biodiversidad. Desde la Red para la Conservación de la Naturaleza y otras entidades miembros, existen diferentes iniciativas y proyectos que están trabajando para hacer compatible la actividad agraria y la conservación de la naturaleza. El proyecto Erasmus+ Resifarms ha formado agricultores y técnicos agrícolas en los beneficios de la conservación de la naturaleza para la agricultura y en las acciones de conservación más efectivas para potenciarlos. Todo este conocimiento se ha recogido en una guía, disponible en la web del proyecto. Otras iniciativas, como la Escola de Pastors, trabajan para la promoción de un sector clave como es el de la ganadería extensiva. La Fundación Emys se centra en compatibilizar la producción agrícola, la inclusión social y la conservación de especies autóctonas. Finalmente, entre otros, la Asociación Trenca trabaja en la conservación de olivos monumentales y la conservación de la naturaleza y, como éstos, un buen número de iniciativas dispersas en todo el territorio.
Medidas por los servicios ecosistémicos
Una de las medidas más eficientes para garantizar estos servicios ecosistémicos, que se ha implementado con éxito en otros territorios fuera de Catalunya, es la que hace referencia al pago de los servicios. Esta medida consiste en calcular el valor monetario de estos servicios y compensar a los propietarios o gestores de espacios que aseguran su aprovisionamiento, con el fin de incentivarlos a seguirlos protegiendo y, al mismo tiempo, poder asegurar estos servicios. La práctica de esta medida ya se ha implementado en varios lugares del mundo; en algunos casos, como el “Result based payment” que se ha implementado en territorios de la Unión Europea, no se paga según el valor monetario del servicio, sino según el coste que puede tener para el agricultor.
En Catalunya también hay localidades en las que se está considerando implementar esta medida. El Grupo Operativo de Exploración, Identificación y Articulación de los elementos clave para la innovación y la estrategia por el relevo agrario en la Garrotxa, está trabajando para potenciar la importancia de la conservación de la naturaleza con la importancia de la ganadería extensiva.
El pastoreo y la ganadería extensiva son claves para mantener un buen funcionamiento de los ecosistemas y una buena biodiversidad, a través del servicio ecosistémico de regulación, como el control de incendios, la conservación de hábitats de espacios abiertos y la fijación de carbono en el suelo. Desde el Grupo Operativo se quiere impulsar, entre otras herramientas, la práctica del pago por estos servicios ambientales que ejerce el pastoreo, a través de la colaboración con diferentes agentes y apelando a diferentes programas y subvenciones donde se puede adscribir la práctica. Para cuantificar estos servicios e impulsar la práctica se colaborará con diferentes entidades a fin de poner en valor los servicios ecosistémicos derivados de la actividad ganadera.
Caminos de futuro
A pesar de la emergencia climática y de nuestra gran dependencia de un buen funcionamiento de los ecosistemas, no sólo para la producción agrícola, sino también para luchar contra la emergencia climática y para nuestro bienestar físico y emocional, la acción para la protección y conservación de la naturaleza no está siendo suficiente. El trabajo para el impulso de la agroecología y la difusión de los beneficios de la biodiversidad, debería ser central en todas las administraciones, y las entidades deberían abrir la mirada para analizar cómo pueden contribuir desde su postura y sus objetivos en la conservación de la biodiversidad y la visión de la agroecología. La agroecología es una buena propuesta porque combina la producción de alimentos con la conservación de la naturaleza, el respeto por el medio ambiente y por las personas que trabajan en ellos. Dar a conocer todos los servicios que nos da la biodiversidad, impulsar la agroecología e implementar prácticas como la de remunerar servicios ambientales, son muy buenas herramientas para asegurar las sinergias entre la conservación de la naturaleza y la producción de alimentos de forma sostenible a largo plazo.
Nora Maristany, Xarxa per la Conservació de la Naturalesa (Red para la Conservación de la Naturaleza)
Mayo 2022